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Filosofía desde la trinchera

                Dos fascismos recorren Europa.

 

Es conocido que el Manifiesto Comunista comienza con la frase: un fantasma recorre Europa, es el fantasma del comunismo. Pues hoy en día son dos los fantasmas, aliados entre sí, y además, destructivos de todo lo que es Europa y de las máximas conquistas de la humanidad. Esos fantasmas son: el fascismo neoliberal y el fascismo político. Incluso podemos hablar de la cara y la cruz de una misma moneda. Si estos fantasmas toman cuerpo y se hacen totalmente reales, Europa está acabada y nos habremos sumergido en la barbarie, el odio y el totalitarismo.

                El neoliberalismo es un fascismo porque es una forma totalitaria de gobierno. La intención del neoliberalismo es, en pro de la supuesta libertad del individuo y, por ello, su supremacía sobre el estado, la acumulación de las riquezas en las manos de los más fuertes económicamente. Es una ultradefensa del capitalismo que se alimenta de un ataque al estado y a todo lo que él representa en tanto que salvaguarda de los derechos civiles: libertad, igualdad, fraternidad, sociales: educación y sanidad y sociales: vivienda y trabajo. Nos engañan con que este estado es un estado protector que engaña al individuo y lo aniquila, cuando realmente es el que salvaguarda su libertad. El neoliberalismo es un reduccionismo económico. La libertad no tiene ningún sentido para él. No es más que la libertad del mercado, del tener, del dinero. Que, por otro lado, no es una libertad, sino una esclavitud. Esa libertad es una ficción. Porque la libertad no consiste en el tener, sino en el ser. Por eso la intención del fascismo neoliberal es la de crear una ideología del deseo. Por otra parte, la ideología neoliberal es reduccionista, elimina todos los valores, salvo el valor del mercado. Eso implica que la libertad es ficticia, porque es la libertad del mercado y ésta no es ni libertad ni nada, es desigualdad. Porque la libertad consiste en comprar, poseer. Pero el dinero es el límite de mi posesión, luego soy esclavo. Pero aún peor, soy esclavo de mis deseos. De lo que la sociedad del hiperconsumo me obliga a poseer. Porque es esta sociedad la que produce mi sistema de valores con el que yo veo el mundo y esos valores son engañosos y reduccionistas: son los del mercado, la juventud, el éxito y el tener. Y esto genera a una serie de individuos, que aun creyéndose ciudadanos son vasallos satisfechos que sólo son capaces de ver su propio deseo, su propio ombligo. Esto impide la capacidad crítica; impide la posibilidad de ver al poder de forma crítica. Al contrario, se le rinde vasallaje. Es una forma sutil, pero perfecta de esclavismo.

                Pero la situación de bienestar absoluto, de crecimiento desmesurado, no podía durar siempre. De ahí, que desde el final de los años noventa se produzcan una serie de crisis económicas, tanto en EEUU, como en Europa. Y las fórmulas para salir de esta crisis ha sido el ultraliberalismo. La eliminación de lo que quedaba de socialdemocracia y, sobre todo, de socialismo. La derecha económica ha triunfado en Europa. Y con ella ha arrastrado nuestras mayores conquistas, que son la democracia y los derechos humanos. Pero no sólo esto, sino que ha traído la pobreza, la miseria, la desigualdad, la indigencia, la inhumanidad… Ha fracasado estrepitosamente. Pero sigue insistiendo en su política, porque su intención es el dominio de Europa, por parte de los países céntricos, con respecto a los del sur. Es un nuevo imperialismo alemán en el que los países periféricos quedan relegados al sector servicio y a la recolección de mano de obra barata y, de momento, especializada. Pero éste es otro tema. Lo que ha traído consigo el fracaso de las políticas neoliberales es el fascismo político: el totalitarismo. Ante los problemas de paro, miseria, pobreza, se responde, no con un discurso social. Sino con un discurso excluyente: xenofobia, nacionalismo, exaltación de los pueblos y las razas…que ha de ser dirigido por caudillos salvadores. Y el régimen que deben imponer es el totalitario. Este fantasma se extiende por Europa haciéndose realidad velozmente. Arremete contra la democracia, contra el ciudadano, contra la dignidad. Es un movimiento mesiánico que necesita sus sacrificios. Bueno, como mesiánico es también el neoliberalismo. Y es la otra cara de la misma moneda. Dos ideologías para un mismo sistema: la posmoderna y la fascista. Pero ambas son reconvertibles y están a un paso. La una, el posmodernismo relativista, nos lleva a la otra. Si todo vale, que es el lema del posmodernismo (ideología neoliberal creadora de zombis) entonces la opinión que más vale (porque ya no hay ni ideas ni ideales, solo creencias, opiniones y mitos) es la del más fuerte. Y entonces se instaura el totalitarismo, el régimen del terror y la barbarie. Pensemos y pongamos nuestro empeño en volver a los orígenes de Europa: Grecia, Jerusalén, el Renacimiento, el Humanismo y la Ilustración o Europa será un erial de barbarie.

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