Por mucho que nos empeñemos la soledad es nuestro destino. No hay comunicación plena, no hay posibilidad de sentir lo que siente el otro. Vivimos solos entre la multitud, para morir solos ante lo inefable.
Por mucho que nos empeñemos la soledad es nuestro destino. No hay comunicación plena, no hay posibilidad de sentir lo que siente el otro. Vivimos solos entre la multitud, para morir solos ante lo inefable.
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