Este es el ejemplo clarísimo de nuestro nivel cultural. Lo siento, pero así no puede funcionar una democracia. Los medios de desinformación y control de masas son responsables, claro, y, sobre todo su dueños, que son los que quieren el control de nuestras mentes. Pero ello no nos exonera de nuestra parte de responsabilidad. Por España no pasó la Ilustración, sólo la tocó y los ridiculizamos. Pero, lo peor es que aún está muy lejos. Una democracia como el gobierno de los ignorantes no es una democracia es demagogia. Y eso desde hace veinticinco siglos. Que no es nuevo, vamos.
“La última vez que me invitaron a intervenir en un programa televisivo me advirtieron enseguida de que podía hablar de todo menos de literatura. ¿La razón? Que los jóvenes no leen y que el público del programa al que me invitaban era mayoritariamente joven. La advertencia no me pilló por sorpresa, pues ya en otra ocasión, no sé si en esa o en otra televisión, tras aceptar acudir a ella, me habían aconsejado que no hablara más de un minuto y medio seguido porque, según el presentador, a partir del minuto y medio “el espectador normal desconecta”. Fue el último programa al que acudí. Desde entonces, cada mañana rezo una oración, la única en todo el día: “¡Señor, sálvame de mis compatriotas!”. Julio Llamazares
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