Los programas basura buscan opiniones, creencias, formar espectáculo. No buscan el saber. Y así siguen alimentando el relativismo de las opiniones, el todo vale, el desprecio del intelectual (desgraciadamente muchos de los que se dicen tales se prestan al juego), del sabio, del científico. Y de esta forma el verdadero saber queda oculto en el mero entretenimiento que encima alimenta las bajas pasiones del pueblo.
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