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Filosofía desde la trinchera

Coincido contigo. El punto de inflexión en el tema del pacifismo está en Kant en “La paz perpetua”. Aquí considera que el mal radical del hombre es la guerra. No sabía él hasta donde iba a llegar ese mal radical y, además, auspiciado por la perversión de la razón ilustrada. De lo que se trataba era de conseguir una alianza libre de repúblicas libres. Entendiendo por libre el ideal ilustrado: la autonomía y la mayoría de edad. Pero eso lo pensaba como ideal político. No como utopía realizable. Esto es importante tenerlo en cuenta. En cuanto el ideal de la razón se transforma en utopía, caemos en los totalitarismos de la razón. Kant, a pesar de ser un entusiasta de la razón ilustrada, reconoce sus límites. El progreso de la humanidad no es necesario, necesita del empuje y de la voluntad humana. Lo mismo que la mayoría de edad no se alcanza biológicamente, sino que requiere del esfuerzo y puede no alcanzarse nunca.

Una cosa que echo de menos en tu exposición son las críticas a los movimientos pacifistas que hubo antes de la segunda guerra mundial. Ante la tiranía inevitable ¿es legítimo el pacifismo? He estado revisando el concepto de banalidad del mal con mis alumnos estos días y creo que el mal radical se produce inevitablemente cuando el ciudadano normal no interviene. Asume el status quo de las cosas. Cierto, estos no son pacifista, son gente común desideologizadas. Pero los pacifistas, ¿qué deberían hacer en estos casos? Arendt dice que hay tres tipos de hombres: los nihilistas, los dogmáticos y la gente común. Los dos primeros sucumben fácilmente a las ideologías salvadoras y totalitarias. El hombre común, no actúa, se deja llevar. Cumple con su deber. He aquí la banalidad del mal. Y luego he estado viendo un documental “El juego de la muerte” en el que hay una adaptación del experimento de Miligran en el que se demuestra el poder que tiene la autoridad sobre la mayoría de las personas, de tal forma que les puede llevar a matar por obedecer órdenes y estando alejados de la víctima: la pueden oír, pero no ver. Esto me hace pensar sobre el pacifismo. Es decir, que no es nuestra postura natural, lo cual no implica que sea loable luchar por ella como fin o quiliasmo de la historia, que diría Kant.

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