Porque estamos solos somos sociables. No somos como los animales sociales cuya esencia es la sociabilidad. Somos seres incompletos que buscan la completud, nuestra realización, a través de los demás. Pero tampoco nos identificamos del todo con los demás, nuestro yo no se disuelve en un yo colectivo (de ahí el intento de los ritos religiosos, las drogas, la diversión…anular al yo). Y es “Ese maldito yo” que decía Cioran el que nos acompaña y nos ofrece la soledad. Parece paradójico, pero inevitablemente estamos solos y, en los momentos difíciles: tristeza, melancolía, desesperación es cuando más sentimos nuestro yo y, por tanto experimentamos más profundamente nuestra soledad y alejamiento de todo y de todos. Es otro rasgo de la condición humana. Por eso buscamos la felicidad, pero esto es una quimera.
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