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Filosofía desde la trinchera

Bueno pues la verdad es que el artículo se funda en el buenismo rousseauniano que es falso y difícilmente adaptable a la sociedad actual. Estoy de acuerdo con lo de los diferentes ritmos de aprendizaje y la diversidad y las falsas enfermedades que en realidad encubren diferentes tipos de inteligencia. Y, sobre todo, estoy de acuerdo con la eliminación de la obligatoriedad y la imposición de un modelo educativo único que tiene más que ver con la ideología que con la ciencia. De todas formas también comete cierta contradicción cuando dice que la ciencia no nos puede decir nada, pero al final echa mano de la neurofisiología para corroborar sus tesis. De todas formas la educación es una mezcla de arte, conocimientos del profesor, actitudes y aptitudes del alumno y ciencia educativa basada, cada vez más, en el estudio de cómo aprende el cerebro. Pero, sobre todo, la educación debe ser libre, no obligatoria. Ésta, lo único que encubre bajo la igualdad de oportunidades, es un sistema de poder que daña a todo el mundo, tanto al que triunfa en el sistema, porque se adapta, como al que fracasa, generalmente, no por deficiencia, sino porque no se ha adaptado y se ha revelado. El grupo malo del que yo te hablo no es, de ninguna manera, un grupo de torpes, son tipos inteligentes. Pero se niegan absolutamente a hacer nada. El sistema los ha rebelado contra la sociedad y, al final contra ellos mismos que son infelices e inadaptados y se vuelven, incluso, hasta violentos. Son dignos de compasión, más que de castigo. Pero el profesor está dentro de la trampa y tiene que utilizar el castigo, que no es efectivo, sólo pasajeramente, además de humillante y va contra la dignidad humana, si no quiere acabar en un psiquiátrico o alcoholizado. Es curios que la ansiedad y la depresión, junto con el alcoholismo sean de las enfermedades más comunes en la enseñanza. Funcionan como válvula de escape a la frustración. O el cinismo, que es muy normal. En fin, lo primero eliminar la obligatoriedad y el curriculum único y, a la par, garantizar la posibilidad de la enseñanza para todos. Se aprende por curiosidad, pero esa luz interna, el amor al saber, no lo tiene todo el mundo. Por eso la educación ha de ser tremendamente diversificada. Yo ya es que de la educación no sé qué decir. Estoy totalmente desencantado y soy un defensor de la libertad. En el fondo, el estado benefactor, que pretende garantizar nuestro bienestar, lo que hace es meterse en nuestras vidas y eliminar nuestra libertad a base de leyes que regulan todos los ámbitos de nuestra vida: desde qué comida tenemos que hacer, si podemos o no fumar, hasta el contenido de historia que debemos aprender y cómo lo debemos aprender. Estoy volviendo a mis orígenes anarcofilosóficos igual que en el ámbito del conocimiento lo estoy haciendo al nivel de la sabiduría, que abarca los sentimientos y la inteligencia y no se reduce meramente al conocimiento. La sabiduría te hace, el conocimiento es algo añadido: información ordenada.

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