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Filosofía desde la trinchera

No soy ningún partidario de la teoría conspirativa de la historia. No existe una racionalidad absoluta en la historia. Esto quiere decir que no está determinada por leyes. Pero, por su parte la “teoría” conspirativa anula la racionalidad en la historia y la reduce a la voluntad de unos cuantos. Es una idea muy atractiva para la psique humana que necesita de imágenes e iconos para concebir los procesos y tendencias racionales. También la teoría conspirativa suele ser maniquea, nos muestra a los malos (conspiradores) y a los buenos, el resto de la humanidad que padece sus acciones. Ya digo, que si bien la visión conspirativa de la historia es atractiva, es irracional y elimina, igual que el determinismo histórico, la libertad humana y el sentido de las instituciones sociales, que son una conquista de la historia del hombre para salvaguardar la libertad. Todo es mucho más complejo de lo que parece. Pero a mi me parece que lo que Rebeca defiende no es una teoría conspirativa de la historia, es un análisis, con sus aciertos y sus errores, de la sociedad humana. No es una teoría conspirativa, porque es una perfecta racionalización de un fenómeno, las redes sociales, desde una teoría de la historia que es el neoliberalismo. Lo que se defiende es que las redes sociales, como cualquier otro medio de comunicación, son sistemas de control. Efectivamente, si ya lo son los clásicos medios de información/comunicación, cómo no lo van a ser las nuevas redes sociales. Un dogma de la teoría capitalista de la historia es que todo se compra y se vende. No existe nada gratis. El poder político y el económico son aliados. Al primero le interesa el control de las conciencias, por eso los medios de información son medios de desinformación: se crea un lenguaje y un conjunto de valores que emergen de él a partir del cual percibimos la realidad. En ese sentido la libertad es apariencia de libertad. Al poder económico, por su parte, para mantenerse, lo que le interesa es el consumo. Esto es el motor de la economía capitalista. Y para que este funcione es necesario crear las necesidades y esto se hace por medio de la publicidad. La televisión es un medio que nos permite conocer el perfil del ciudadano y moldearlo. Internet, correos electrónico y las redes sociales permiten un conocimiento del perfil de los ciudadanos mucho mayor, y, por tanto, la posibilidad de actuar sobre ellos es mayor, transformando sus conciencias. Esto no tiene nada de conspirativo, es la lógica del mercado y del poder político. El mundo en el que vivimos es un mundo orwelliano. Lo que sucede es que siempre hay fisuras y, curiosamente, los mismos medios de control son medios de desactivación del control. La alegoría de Matrix es aquí más clara que el mito de la caverna de Platón, por ser más cercana a nosotros. Igual que el esclavo filósofo tiene que volver a la caverna, Neo tiene que entrar en Matrix, el programa generador de la “realidad”, para poder desactivarlo y eliminar el control de las máquinas.

 

            Insisto, no hay nada de teoría conspirativa, son hipótesis, por tanto, falsables, sobre el funcionamiento de los medios de comunicación, el poder y el capital. Otra cosa importante que olvidaba. La tecnología amplifica las capacidades humanas, la estupidez es una de las mayores, si no echemos un vistazo al tipo de televisión que tenemos. Con Internet y las redes sociales ocurre lo mismo. En último término, al estúpido o estupidizado hay que mantenerlo entretenido y ese papel lo juegan a las mil maravillas los medios de comunicación, y esto es ya una forma de control. Pero también suelo decir, que aunque la estupidez, íntimamente ligada con la ignorancia, es una de nuestras peculiaridades, también lo es la inteligencia y la sensibilidad, y ésta también es potenciada por los medios de comunicación y por las nuevas tecnologías.

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