Enhorabuena, Antonio. Estoy absolutamente de acuerdo con lo que dices. Tiene esto que ver con lo que muchas veces hemos señalado, la ausencia de la educación de la voluntad. De lo que se trata es de forjar esa voluntad que las pseudociencias de la psicopedagogía han perdido en su afán cientificista. Los padres son sobreprotectores y producen debilidad en los hijos, debilidad que dura toda la vida. Porque la voluntad es fruto de la virtud, que es fuerza y, por ello, como bien has señalado, requiere esfuerzo. El niño, con su esfuerzo reconocerá sus límites y sus capacidades se desarrollarán, llegará tan lejos que él ni lo sospechaba. Ahora bien, con la ayuda, se atrincherará en la vagancia, la pereza, el vicio natural del hombre, que la psicopedagogía constructivista quiere potenciar. El esfuerzo es la madre de la virtud. Y ello supone el ejercicio continuado de una tarea y que ello se convierta en hábito. Cuando el trabajo es un hábito, no se puede vivir sin él. Y es en el trabajo donde nos viene la inspiración, que decía Einstein y ya se ha señalado. O como nos decía un profesor de historia en octavo de EGB, “el talento, señores, está en el culo, en ser capaz de estar ocho horas seguidas estudiando.” Esta frase de un profesor en un momento adecuado ha sido directriz en mi vida. Hay más sabiduría y sentido común aquí que en todos los planes de apoyo, refuerzo y no sé qué más de la LOGSE… Y lo que venía a decir dicho profesor, seco, huraño y serio, pero sabio, es que el valor es el esfuerzo. Y nada hay sin esfuerzo, aun siendo todos distintos. El esfuerzo nos garantiza poder llegar a donde podemos llegar, pero nunca eliminará las diferencias. Por eso, otro mal de nuestra enseñanza es el aburrimiento del inteligente. Éste tiende a amoldarse al sistema, incluso sufre las burlas de los compañeros. Es un tema importante éste que debería ser tratado aquí. Por eso el nivel de excelencia en nuestras aulas es mínimo. El sistema educativo favorece la mediocridad y la convivencia con el compañero discrimina al mejor, al esforzado, responsable e inteligente. Éste resulta hoy en día ser objeto de burla, y esto es muy grave.
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