Hay que dejarse de plantearse el tema de la felicidad que no es más que un opio del modernismo y rescatar la libertad y la virtud. La virtud nos hace libres. Pero la libertad nos puede llevar a la tortura, el mal radical y la muerte. La historia está plagada de todo esto. A Punset se le ha ido la cosa de las manos. Ha confundido felicidad, en sentido profundo y filosófico, por ejemplo Aristóteles, el hombre feliz es el que tiene el supremo bien, la virtud, pero la virtud es trabajo y esfuerzo contra el vicio que siempre tira de nuestra voluntad, pero el que domina el vicio, con el esfuerzo, se hace libre; lo ha confundido decía con el bienestar. Y esto es un error, sobe todo cuando se traslada a la educación. Estas teorías de Punset, bueno que él divulga, les están viniendo de perlas a los teóricos logsianos. Insisto, la cosa es peligrosa. La felicidad hoy en día no es más que opio para el pueblo. Todos quieren ser felices, eso es síntoma de narcisismo individualista fruto del posmodernismo. La misión es la recuperación de la libertad, la virtud, la dignidad y el sentimiento empático de que todos formamos parte de la biosfera. Esos son los objetivos fundamentales de la educación. No la productividad, ni el bienestar, eso es meramente animal.
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