Si esto no fuese así (que los niños por naturaleza comparten) el hombre no habría sido viable como especie. Es la base de la sociabilidad, la empatía. Por eso la economía actual, basada en la competitividad, está equivocada y lo que produce es hambre, miseria y cada vez más desigualdad. De ahí que la economía deba volver a la naturaleza (reconocimiento de sus límites) y al hombre: la economía como algo inseparable de la ética.
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