Creo que cometes algunos errores de bulto. El primero es que hay que pensar que el permiso de maternidad es una conquista social, un derecho, como los demás, adquirido y que si es despreciado puede desaparecer, el cuidado materno es perfectamente sustituible, pero cada vez más la etología nos informa de la importancia de la relación madre-hijo en los primeros meses de vida en el desarrollo afectivo posterior del niño. Admito, por supuesto, que el permiso sea intercambiable, pero aquí nos dejamos lo que he dicho antes del cuidado íntimo, no el otro: cambiar pañales, mecer, pasear, jugar, entretener, bañar, en fin…eso es una tarea de cualquiera. Y que debe hacerse con el mayor afecto, el padre sería el más indicado. Pero la relación biológica íntima es insustituible. A eso es a lo que nos lleva un feminismo radical y dogmático y diría que perverso y fruto de la sociedad competitiva e la que vivimos. Además, tienes que tener en cuenta que, por debajo subyace la ideología productivista de esta sociedad. Las mujeres entran a participar en el mundo de la competitividad a intentar alcanzar ese famoso techo de cristal…bueno, y tu que sabes de filosofía, después qué. En eso consiste el vivir. Pues no. Y, por último, gran error, esta señora no tiene un trabajo de más relevancia o responsabilidad que ningún otro. Todos los trabajos son igualmente importantes y dignifican a la persona. Otra cosa es la excelencia del mismo. Pero todos son, en tanto que trabajos, porque el trabajo dignifica al hombre, igualmente dignos. Y, como todos somos iguales, ergo…saludos. Insisto, defiendo el feminismo de la igualdad, la conquista de derechos que hay que preservar y lucho contra una sociedad competitiva. La vida está en el propio vivir, no en las metas alcanzables que son ajenas a mi propia existencia. Son estos valores los que deben cambiar si queremos cambiar el mundo. La mujer ha caído en la trampa del capitalismo ha sido esclavizada y se la ha convertido en una máquina de competir. Si ese es el papel que la mujer ocupará en el mundo, entonces nada cambiará.
Pues hay que hablar desde la razón cordial, aquello de Adela Cortina. Esa razón tuya es la razón objetiva e instrumental. Y esa razón, como sabes nos lleva a la coseidad, a considerar al hombre como cosas, todo lo contrario del imperativo kantiano. La razón cordial es comprensiva. Y, además, la razón y os afectos no se pueden separar, salvo en la razón lógico matemática. Un saludo.
Vamos a ver, un derecho es una conquista histórica que protege al débil, en este caso a la mujer. Estoy de acuerdo con que en este caso el derecho laboral permite hacer uso o no de él. Bien. Pero vamos a la ejemplaridad pública, es decir, la virtud pública. Uno estaría en su deber de cumplir, si ha sido una conquista, además ardua y que, además, no es más que una consecuencia de un derecho mayor que no es abandonable, es decir, que no se puede elegir, el de la igualdad entre hombres y mujeres. El no hacer uso del derecho laboral está atentando contra el derecho de igualdad, y esto es más serio, son palabras mayores. Además, insisto, de esta manera, se cae, por ser muy feminista, la más feminista, el feminismo radical e integrista, en las zarpas del capitalismo. En cuanto a lo de las relaciones íntimas, por supuesto que está, como tú lo dices, lo de darle el pecho, y más. Es obvio lo que argumentas, hay madres que no han podido o que no han querido y no pasa absolutamente nada de lo que tú insinúas con tu ironía, no son menos madres, ni malas madres, ni nada de eso. Simplemente me remito a la etología y la inmunología, es mejor esa relación (dar el pecho), para la afectividad y el sistema inmunitario, que el biberón. Y esto se recomienda al menos durante un año. Lógicamente nuestra sociedad de prisas, trabajo, competencias, no nos lo permite. Pero, fíjate, en los países donde el estado de bienestar está más desarrollado el permiso de maternidad es mayor, puede llegar hasta a los tres años, juntando permiso y jornada reducida. Por supuesto también para los hombres. De lo que se trata es de ganar en calidad de vida, no ganar dinero para consumir. Hoy en día son necesarios dos sueldos para que el sistema capitalista funcione: es una forma de eslavitud de hombres y mujeres. Insisto, tu sistema de valores se mueve en el feminismo extremo, aquel engendró que surgió del posmodernismo que es la filosofía de género y la mentalidad capitalista. El capitalismo no quiere que todos seamos iguales sino que todos seamos mercancía y renunciando a este derecho laboral que venimos comentando lo asumimos. Insisto con lo de dar el pecho, es una elección libre, en algunos casos es imposible. Pero, eso no significa que tenga que haber frustración. En tu argumentación has sacado las cosas de quicio. Es decir, que has abandonado la razón y has utilizado la pasión.
Mi planteamiento, por tanto, no es integrista, sino que está en la línea de la defensa de la libertad y más en los tiempos que corren. El progreso ético-político que hemos experimentado en la historia es contingente y fruto del esfuerzo del pueblo y de algunas mentes audaces y esforzadas. No es el momento de echarlo por la borda.
Dices que esta sociedad os ha traído la libertad, a pesar de lo de la esclavitud del capitalismo, pero añades algo que se sale de la lógica y es totalmente autista. Cito: “pero también nos ha traído la libertad, y cualquier otro tipo de sociedad anterior a esta es peor para la mujer, la pena es que esto solo lo vea la mujer. Y hasta que no llegue al poder de verdad vamos a seguir con el yugo.”
Bueno, no voy a entrar en el tema de la libertad, que es el mismo para hombres y mujeres. Esta sociedad es una sociedad de esclavos, tanto hombres como mujeres. Por supuesto que hay distintos niveles de esclavitud y que la mujer era más esclava antes que ahora. Pero ahora viene lo autista. Dices, …”la pena es que esto solo lo vea la mujer.” Ahora es cuando se acabó el logos, el logos es lo común, ¿a quién le falta el logos, al hombre o a la mujer?, permíteme la broma. Pues te lo digo, a los dos, porque el logos es común a los hombres, a la humanidad, es lo que nos permite entendernos y es lo que nos hizo entender que el indio americano no era un ser infrahumano, que el chino o el negro, tampoco. Que los débiles mentales y físicos son personas con derechos y que hay que cuidarlos y protegerlos porque ellos por sí mismos perecen. Los hombres entienden a las mujeres lo mismo que las mujeres a los hombres, parcialmente; y tenemos diferencias biológicas que afectan a nuestra inteligencia, y afectividad, por supuesto, lo cual no implica que socialmente no seamos iguales, personas. Y todos entre todos, nos entendemos parcialmente. Y en ese esfuerzo de entendernos buscamos lo común, lo universal. Un universal ético. Y luego añades algo tremendo: “Y hasta que no llegue al poder de verdad vamos a seguir con el yugo”; es decir, que sigues en el paradigma capitalista: el ansia y la búsqueda del poder. Hay un yugo sobre la mujer, tremendo, como por ejemplo es el de la prostitución para sobrevivir, el caso del sudeste asiático. El caso del tráfico de blancas, del turismo sexual. Por hablar de cosas extremas, porque la opresión es generalizada. Pero el yugo está por doquier, también hay niños soldados, varones, claro, y esclavos en las minas desde los cuatro años, varones, claro. Ese feminismo de la diferencia que defiendes es aberrante. Hay que defender a la humanidad. Y, cuando en otros tiempos la mujer estaba oprimida totalmente, tampoco el hombre normal era libre. Estaba sujeto al amo, sin derechos. No existían juicios. Existía la tortura. Es decir, que la lucha se debe y se puede hacer desde lo particular, pero no debe ser excluyente. La opresión ha sido y es universal, y no distingue entre hombres ni mujeres, niños ni adultos. La opresión es el estado natural en el que ha vivido el hombre desde el neolítico. Sólo en el paleolítico, curiosamente, la estructura social de los clanes era matriarcal y matrilineal, no había opresión, pero sí inseguridad, miedo e indefensión absoluta ante las fuerzas de la naturaleza. Quizás este fuese el paraíso, pero la curiosidad humana, junto con el lenguaje y algún que otro fenómeno accidental dio lugar al neolítico, y no hubo marcha atrás.
Nuestra libertad hoy en día es más una apariencia. Y se reduce a una libertad mercantil tremendamente escasa. Porque, desde esta lógica, sólo es libre el rico. Por cierto dos grandes estadistas mujeres conozco Thacher y Merkel, las dos se caracterizan por la eliminación del estado y la instauración de lo que el neoliberalismo llama reformas estructurales, es decir, pérdida de derechos laborales entre otros, uno de ellos el de la maternidad. Ya sé que esto que he dicho no es un argumento, pero sí un ejemplo que no pretende ir más allá. Yo no espero que las mujeres leguen al poder y sea la solución. Yo lo que sugiero es un cambio de paradigma. Porque he defendido en múltiples ocasiones que la crisis que padecemos es filosófica. Entonces, brevemente, de lo que se trata es de eliminar la economía actual por otra basada en la naturalización de la misma (los límites del crecimiento), la humanizaión, no hay economía sin ética (y me da igual que el que ponga esto en marcha sea un hombre o una mujer) y, por último, el ecocentrismo. Hay que sustituir el valor que venimos heredando de nuestra tradición religiosa de que el hombre es el centro de la naturaleza, y que ha sido alimentado por el enorme éxito de la tecnociencia, por el valor de una ética ecológica, que trascienda a lo humano, ya sea hombre, mujer, niño, negro…en la que el hombre se ocupe del cuidado y no de la explotación del planeta. Esto es viable técnicamente. El problema es si se podrá producir la revolución paradigmática de valores de los que hablo. Saludos. P.D. Por cierto, animales somos todos y como tales actuamos, toda nuestra cultura no es más que una adaptación biológica de supervivencia. Lo que la mujer experimenta al tener un hijo no es más que una intensificación del instinto de supervivencia, porque nuestra supervivencia está en nuestros hijos…
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