Yo también estoy perplejo. Pero es pura ideología. El marxismo, como teoría económica o teoría de la historia lo podemos considerar refutado en el sentido que decía Popper. Me explico. Si el marxismo predecía que tras una crisis económica como la del 29 tendría lugar la revolución de los proletarios y tras ésta el estado comunista y con él el fin de la historia, pues resulta que se equivocó. Luego la teoría de Marx es falsa. Pero eso no quiere decir que sea totalmente falsa. Lo mismo ocurrió con Newton y la nueva teoría de Einstein. Todavía seguimos utilizando ampliamente la teoría de Newtn y reservamos la de Einstein para las grandes distancias. Con ello quiero decir que el marxismo tiene explicaciones válidas o que nos sirven para entender la realidad histórica y económica, como son, por ejemplo sus conceptos de ideología y alienación y, por su puesto, su impronta ética: la consecución de la justicia universal por la emancipación de los oprimidos. Pues bien. Marx tiene una frase que yo les cito a mis alumnos al principio de su explicación y hago que poco a poco la vayan desgranando. Y dice así, “No es mi conciencia la que determina mi ser social, sino mi ser social el que determina mi conciencia”. Dicho más fácilmente yo no soy lo que pienso, sino que pienso según lo que soy socialmente, el conjunto de relaciones sociales que me construyen. Pues bien, lo que pensamos es la ideología y ésta es una falsa conciencia, un conocimiento erróneo de un mismo y de la realidad que me rodea. Pero este pensamiento es interesado. Es, a las distintas formas de poder a las que les interesa este estado de falsa conciencia o alienación, así no podemos revelarnos contra lo establecido. Por eso vemos esas contradicciones. El tardocapitalismo es la mejor ideología y religión creada por el hombre; es un inmenso engaño en el que todos (los países ricos) participamos y en el que nos encontrábamos felices y realizados. Pero todo era un velo, y es un velo de Maya. Y está cayendo delante de nuestras narices. Por eso cada vez más personas ven esas contradicciones y caen en el sinsentido y el desencanto. Pero ése es otro enemigo.
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