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Filosofía desde la trinchera

Hacía tiempo que no leía una empanada mental tan grande. No sé de qué izquierda habla, no define el concepto de desobediencia civil, que en la práctica se mueve en terreno movedizo. Es fácil hacer leña del árbol caído, si se refiere al PSOE, pero ha habido veinte años para criticarlo y exigir otra izquierda. Por otro lado no habla de las políticas gubernamentales del PP. Al contrario, es un discurso que no ha entendido nada, salvo lo que el stablhiment quiere que entendamos, que todos somos culpables y co-responsables. Es la estrategia religiosa y como tenemos la base en nuestra tradición cristiana, pues funciona. De lo que se trata es de asumir que la culpa de tu existencia, tus males, son tuyos, no vienen de fuera, de poderes extraños que te engañan y manipulan. Sólo un dato da y, además engañoso, el setenta por ciento de la deuda es privada, pues sí, la deuda era de los bancos y el estado los recapitalizó, pasando a convertirse en deuda pública, pero la inyección no fue suficiente, hubo que pedir dinero a Europa y, ahora, tampoco es suficiente, hay que pedir el rescate. Mire usted, ni mi, electricista, ni mi fontanero, ni mi médico, ni el barrendero, ni el profesor somos culpables. Los culpables son los que han permitido crear esta economía financiera que ha propiciado un enriquecimiento de unos pocos y ha favorecido las burbujas financieras y, en España, los culpables son, además, los políticos que han permitido esa burbuja porque producía un crecimiento aparente, por supuesto, porque al final estallaría. Como decía Nietszche, “no nos veremos libres de dios mientras que no nos veamos libres de la gramática”. Por eso ahora nos quieren culpabilizar y que asumamos la culpa y la expiación. De eso nada, lo haremos por la fuerza, porque vivimos en un totalitarismo económico, pero no por convicción. Ya está bien, de alienación, de engaños y de máscaras. Como decía Unamuno, venceréis, pero no convenceréis.

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