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Filosofía desde la trinchera

El sentido de la resurrección es la resurrección a la vida del espíritu. Es, como señalaba Agustín de Hipona, la resurrección del hombre nuevo. O, mejor, si nos vamos al evangelio, la resurrección es volver a la inocencia de la infancia (tomando esto como metáfora.) Los evangelios hay que leerlos como una gran metáfora, independientemente de que, además no son libros históricos, sino de leyendas y enseñanzas ejemplares. Otra cosa es lo que la iglesia ha querido hacer de ellos. Y la metáfora que recoge a todas las demás es que el cielo y el infierno, la felicidad y el sufrimiento están dentro de uno y a nuestro alcance en un mismo instante y, nuestra libertad consiste en elegir uno u otro. Y, esta libertad está como siempre condicionada por la ignorancia. Elegir la felicidad es elegir la libertad, porque la desgracia, la infelicidad y el vicio es la esclavitud. Pero elegir la felicidad es elegir: Ser. Elegir: la eternidad, el Ahora, la inocencia, la tercera transformación de Nietzsche: de león a niño. Renunciar a la culpabilidad que nunca hemos tenido, pero tomar la responsabilidad que conlleva nuestra libertad. Hemos de morir para renacer. Hemos de romper las cadenas de la culpabilidad, del rencor, del resentimiento, de la venganza, de la ira y del odio, la vergüenza, para alcanzar la libertad del instante presente: la eternidad.

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