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Filosofía desde la trinchera

“Mientras un mal acto cometido no da su fruto, durante ese tiempo el necio lo cree tan dulce como la miel, pero cuando el mal acto madura, el necio se enfrenta al dolor.” Buda. El camino de la rectitud.

Además del contenido de esta sentencia de Buda y su “verdad” ética, lo que resulta interesante es su equivalencia con la sentencia socrática que también ha sido olvidada en nuestra ética, tanto a nivel personal como social. Nos dice Sócrates. “Es mejor padecer una injusticia que cometerla”. Está claro que cometer una injusticia al principio puede procurarnos placer, pero cuando madura en nuestra alma nos produce dolor.

“Tal como el fuego cubierto de cenizas arde, así el mal acto persigue al necio quemándolo.” Buda. Y se equipara al que no actúa rectamente como necio. Es decir ignorante. Lo mismo que el intelectualismo socrático. El vicio procede de la ignorancia como en Sócrates. En realidad nuestra vida infeliz procede de la ignorancia. Y la ignorancia es la separación del Ser. La pérdida de la Unidad.

Tienes razón, pero eso sería un nivel más alto de abstracción. En el nivel de la reflexión, que es en el que estamos, podemos hablar de camino. Este nivel es más accesible para nosotros, los que pertenecemos a la cultura occidental. Pero, en el nivel superior, se trata, no de un camino, sino de una decisión que te lleva de la ignorancia (que es ilusión y no existe: esto se consigue por la vía de la meditación y la compasión) a la sabiduría en que te das cuenta que sólo existe ese estado: el del Ser, o el todo, o el tao, o la vacuidad, depende de la tradición. En definitiva: lo inefable.

"Ser inconscientes de nuestro propio comportamiento y de nuestra actitud mental nos hace perder nuestra humanidad" Venerable Lama Thubten Yeshe. Seguimos con la relación entre ignorancia y mal en la tradición oriental. Hay que reconocer que en el principio las tradiciones no estaban separadas. Y hay que volver a ver lo que nos hizo olvidar al Ser, como decía Heidegger, en nuestra tradición. Ese olvido nos ha llevado a la escisión: la dualidad. Y ésta, en la modernidad y con la revolución industrial y la actual nos ha llevado a la cosificación del ser humano; es decir, a la barbarie. Es necesario la vuelta a identificarse con la unidad para recuperar nuestro Ser. Y esa unidad está fundamentalmente en la unidad hombre-naturaleza y hombre-hombre. Sería la ética ecológica y la unión entre ética y política (esto implica una revolución de las conciencias) Por eso, en última instancia y la última esperanza es la revolución ética.

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No, es muy curioso. Ahora mismo estoy leyendo algunos escritos budistas. Lo que se llama el canon del budismo, como puede ser el nuevo testamento para el cristianismo. Pues bien, además de las similitudes profundas de las tres tradiciones, resulta que en los famosos sermones de Buda se enseña haciendo ver, razonando cual es el camino recto. Y se utiliza, tanto el raciocinio, como la metáfora o la parábola, como en los evangelios. Y, una cosa curiosa, en la práctica de la meditación, que es múltiple, generalmente hay una parte que es la meditación analítica. Es decir, una reflexión sobre el tema sobre el que se va a meditar. Y la meditación es provocar, voluntariamente, un estado de conciencia en el que el que reflexiona, está absorto, absolutamente atento y concentrado en el análisis. No se trata de levitar y decir Om y fundirse automáticamente con el universo y comer sólo lechuga, eso son tonterías. Lo que sí es cierto es que la razón tiene su papel y es un medio de conocimiento, pero no el único. Igual que cuando uno escucha una obra musical, o ve un cuadro, o lee una poesía. Puede incluso hacer un análisis racional y después sentir intuitivamente lo que le dice. Seguro que mientras mejor comprenda racionalmente la obra más será capaz de sentir. Y lo mismo ocurre con una teoría física o matemática. Para Einstein, el criterio de verdad de una teoría estaba en su belleza matemática. Algo que se intuye, que está más allá de la razón. Aunque sin comprensión racional tampoco podemos llegar a la contemplación estética.

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Efectivamente, todo coincide. Y si lo miramos desde una perspectiva más elevada, aunque no sea científica, ni podamos tener pruebas para asegurarlo, nos damos cuenta de que hay como una confluencia entre lo que, pasito a pasito, con la razón y la experiencia, va descubriendo la ciencia, y la sabiduría milenaria que lo que nos enseña (porque date cuenta que la sabiduría es la de la época axial: el taoísmo, el hinduismo, Buda, Sócrates, Jesús que son del neolítico y han sufrido la escisión y se plantean el camino de la vuelta a la Unidad) es que todo es Uno, que la dualidad es apariencia. Y lo Uno es la naturaleza. Lo curioso es que la razón surge como unidad en los primeros tiempos de la filosofía. Pero es, precisamente, a partir de Sócrates cuando se separa y empieza la dualidad. Y, cuando el la dualidad del pensamiento filosófico se une al mito cristiano de creced y multiplicaos y dominad la tierra, entonces es cuando el saber científico que surge elimina tanto a la naturaleza, como deshumaniza al hombre y nos lleva al estado actual que es la barbarie. Pero, curiosamente, la misma investigación de base, o fundamental, tanto en física, como en bioquímica, como en las neurociencias nos llevan de nuevo al retorno de la Unidad. Como decía un cosmólogo: “El universo cada vez se parece más a un gran pensamiento.”

 

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