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Filosofía desde la trinchera

Si todos tenemos que aprender todo, sin posibilidad de saltarnos nada, si aceptamos esta tesis, un materialista no la aceptaría, entonces, no nos es suficiente con una vida. Luego, tendremos que aceptar la reencarnación. Pero la idea de la reencarnación en un tiempo lineal es mítica. Además nos lleva a un dualismo. La mente, el cuerpo y el espíritu, son lo mismo, pero a distinto nivel vibracional; esto es, energía. Pero, por otro lado, la teoría de los universos múltiples y la de supercuerdas, nos llevan a la idea de que, en realidad, físicamente, no existe el tiempo, sino que existimos sincrónicamente y todo de una vez, aunque nuestro estado de conciencia sea limitado, menos que el de una lombriz, pero limitado. Si ello es así, resulta que no necesitamos del mito de la reencarnación, que es una forma alegórica para entender la realidad, existimos, en todas nuestras posibilidades cuánticas de existencia en un universo sincrónico. De esta forma, en cada vida, aprendemos lo que tenemos que aprender, pero como cuánticamente tenemos un número muy elevado de vidas, que coinciden con los universos cuánticamente posibles en los que nosotros podemos existir, pues podríamos realizar todo nuestro aprendizaje. Y, por eso, la meditación nos eleva hacia otros niveles vibracionales en los que existe otro yo nuestro al que llamamos yo superior. Y es nuestro guía. Porque la meditación lo que hace es abrir las puertas a los distintos niveles energéticos del universo. Dicho de otra manera, a otros mundos. Más claramente, es un portal a los universos paralelos.

El SER es el todo, no es el espíritu, la mente y el cuerpo, o el Ser, la palabra y la materia. O el espíritu, la energía y la forma y las múltiples formas de ver ésta triada. El SER es toda esta tríada, pero que es dinámica, que es DEVENIR, como decía Heráclito.

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