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Filosofía desde la trinchera

Entiendo la humanidad como un todo cosmopolita, al modo de Terencio, Séneca y los estoicos. Pero no entiendo la vida que nos promete una facilona psicología positiva. El más básico principio para conseguir el cosmopolitismo, la compasión o amor incondicional nos resulta casi imposible a la mayoría de los humanos, siempre estamos juzgando, no somos capaz de ver al otro como un ser sufriente, no perdonamos el supuesto mal que se nos hace. La psicología positiva es opio para el pueblo, es distracción para que la educación siga siendo producción de máquinas humanas de producción y consumo.

El árbol es un ser enraizado, mirando siempre hacia dentro, inmóvil y callado. En profunda meditación. Nosotros somos seres conscientes y con una mente en la que se ha metido un mono loco y borracho que no para de saltar de un lado a otro y no nos permite el sosiego y la calma. Debemos enraizarnos y meditar para alcanzar ése sosiego, calma y tranquilidad.

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