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Filosofía desde la trinchera

Diario de un escéptico.

El error de las socialdemocracias europeas es que no son tales, sino neoliberales. Han asumido el dogma y la religión neoliberal hace décadas y están agachados ante el gran capital. Lo consideran como inevitable. Han asumido un determinismo histórico económico con tintes religiosos. Como si la historia tuviese un destino marcado que viene escrito en los dogmas del credo neoliberal.

Todavía se empeña este medio de comunicación en mantener lo insostenible. En definitiva si la corrupción es sistémica hay que cambiar el sistema y el sistema es la transición y sus acuerdos o consensos y la Constitución, es decir, una reforma constituyente. Pero es que, además, deja caer que hay algunos antisistemas que aprovechan el estado de corrupción para ir contra el sistema y sacar tajada. Son, según viene diciendo durante meses, los populistas. Es una gran contradicción. Porque los que son contra sistema son los que lo han derrumbado y lo han hecho porque el sistema hizo posible y viable el bipartidismo y la transformación de democracia en partitocracia y ésta es la primera corrupción de la que se desprende todo lo demás. Los grandes medios de control de masas siguen empeñados en mantener el engaño y el tupido velo que nos impida ver que el rey está desnudo. Lo que me asombra es la pasividad de los ciudadanos. Han soportado la corrupción durante treinta años y siguen votando a los mismos. Falta ilustración y sobra servidumbre.

 

La humanidad en tanto que característica cultural del hombre es una conquista histórica. No va de suyo con la propia naturaleza humana. Ésta es condición suficiente pero no necesaria. La humanidad no es algo natural, sino cultural. E igual que se conquistó, pero que nunca abarcó a la totalidad del homo sapiens, sino a unos cuantos elegidos y privilegiados occidentales, pues la podemos perder. A esa pérdida es a la que yo llamo entrar en la barbarie, que es precisamente lo que está ocurriendo. Volveremos a perder la dignidad, la que nos queda, y seremos meros objetos con dueño, cosa que también ya somos. Lo que pasa es que como ahora nos ha tocado a occidente no nos habíamos dado cuenta, pero más de la mitad de la humanidad nunca ha sido considerada como persona, ni ha sido dotada de humanidad, ni de dignidad, ni de igualdad, ni de libertad… Y todo ello tiene mucho que ver con occidente que ahora se auto devora. Es la historia del hombre en la que ha habido algunos rayos de lucidez, pero la mayor parte es exterminio, masacre, genocidio, liquidación de la ecosfera, que no es cosa de ahora, sino que comenzó cuando el homo sapiens sale de África y se incrementa en el neolítico, para dispararse exponencialmente tras la revolución industrial.

 

Los seres humanos quieren tenerlo todo, pero todo lo abandonan inmediatamente. Y en el afán de tenerlo todo se pierden por el camino y se quedan vacíos de sí mismos. La soledad y el nihilismo es la condena del hombre contemporáneo y, como no, la esclavitud.

El dilema. En el fondo el dilema de la democracia y el partidismo. No creo que la condición humana vaya más allá de una pobre participación. Siempre chocaremos con la servidumbre humana voluntaria y con el miedo a la libertad. Se puede mejorar muchísimo la democracia, que en realidad no hay, pero no podemos salir ni de la condición humana que marca nuestros límites, ni de las garras del poder. La cuestión es cómo se legitima el poder y, desde luego, el concepto de igualdad matemática no nos sirve, pero tampoco la obediencia ciega a un líder carismático. Quizás es que la Ilustración, como autonomía, libertad y pensar por uno mismo, simplemente, sea imposible. De lo que se desprende que es necesario un poder y que éste tiene que autolegitimarse. ¿Cómo?...he ahí la cuestión.

Esto de los libros de autoayuda es otra. La sociedad está enferma y enferma a sus miembros, los ciudadanos. Distintas formas de vida, distintas formas de estar en el mundo y de sentir, independientemente de los factores genéticos que van a condicionar, que no determinar, la bioquímica del cerebro. La magia, el mito la religión son fundamentales en el bienestar del hombre. Dan sentido a su existencia, son mecanismos adaptativos que han sido exitosos, por ello estamos aquí. Es más, no podemos desprendernos de ellos fácilmente. Ya decía Nietzsche: “No nos veremos libres de dios mientras no nos veamos libres de la gramática”. La ausencia de las religiones tradicionales ha dejado a gran parte de la ciudadanía en el vacío y ello sumado a las exigencias de la vida posmoderna mercantilista y de consumo que nos lleva directamente al nihilismo. Todo ello, decía, ha hecho que el ciudadano se quede sin sentido y huya hacia los libros de autoayuda, las drogas (legales e ilegales), las psicoterapias y demás terapias alternativas. El cura, el psicoterapeuta, las medicinas, la filosofía pueden hacer poco en lo referente a la conquista de la felicidad. En todo caso el psicoterapeuta y el filósofo, cada uno desde perspectivas distintas, pero complementarias, pueden ir a las causas, pero no cambiar la bioquñimica. Por eso son un excelente bálsamo. Pero, sostengo, la felicidad o infelicidad es una cuestión bioquímica que algunos factores externos pueden potenciar. Las medicinas, el psicoterapeuta, la filosofía sirven de gran ayuda pero se tropiezan con un umbral insuperable. Hay gente que es feliz por naturaleza ante la adversidad y gente que es desgraciado por naturaleza en la abundancia.

Por eso, y esto ya desde la filosofía y la ética. Creo que el tema fundamental es el de la libertad, la dignidad y la justicia, no el de la felicidad, que por lo demás es un tema novedoso porque se refiere a una felicidad egoísta y narcisista. La típica de la sociedad posmoderna en la que vivimos. Un saludo.

La ambición del neoliberalismo no conoce límites. Lo de la maternidad extendida no es más que una de las miles de barbaridades que el sistema neoliberal y su credo cometen contra el ser humano, empezando por el trabajo infantil y el nuevo esclavismo y terminando por los cientos de miles de muertos que el sistema produce como “daño colateral”. Mientras en la clase media se ha introducido el credo del consumo sin el cual la maquinaria del capital no funcionaría. Y aquí todos contentos. Aquí paz y después gloria. Ya sabemos que en las creencias se está y son incuestionables. Pues eso.

 

“Pero la cuestión tiene más enjundia de la que parece. Es una expresión de los cambios que el neoliberalismo económico está introduciendo en el modelo de relaciones sociales, y que dan lugar a lo que el filósofo coreano-alemán Byung-Chul Han define como la sociedad del rendimiento. Como el modelo tradicional de relaciones laborales —sujetas a normas disciplinarias, con jornada laboral y condiciones de trabajo pactadas— no permitía aumentar la productividad, el sistema ha inventado un nuevo modelo en el que es el propio individuo el que fija sus objetivos. Y lo hace en un entorno cultural de máxima competitividad en el que siempre puede hacer algo más para triunfar. El sujeto de rendimiento interioriza de tal modo el sistema de autoexplotación que, como Prometeo, acaba encadenado a una rueda que le hace responsable único de su éxito o su fracaso.”

La democracia como autonomía: la democracia es autónoma en la medida en la que se da a sí mismo la ley. Pero no será posible si no está formada por hombres libres. Es decir, aquellos que son capaces de darse la ley a sí mismos. Las personas libres, sin intereses particulares ni de partidos. Y el camino de la libertad es la Ilustración, el conocimiento. De lo contrario la democracia no es más que el gobierno de los ignorantes manipulados por los diferentes poderes a través del poder mediático y que permiten una oligarquía  partitocrática. Vamos, lo que tenemos ahora mismo y que pretenden llamarlo democracia.