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Filosofía desde la trinchera

Heterodoxias

La crisis de la democracia, de los partidos y de la política procede desde el momento en el que los partidos se transforman en organismos de poder, no en representantes del pueblo. Es entonces cuando pasamos de democracia a partitocracia. Y cuando el sistema capitalista se va inflando pasamos a la partitocracia oligárquica por la evidente connivencia de partidos y capital. De tal manera que los partidos dirigen el Estado (en realidad su existencia es posible, económicamente, por éste), es más engullen al Estado y con él al ciudadano. De ahí que los partidos sean sólo representantes de sí mismos. Y de ahí que se produzcan guerras entre partidos por el poder igual que guerras internas de los partidos por el poder. Lo enmascaran de democracia. Pero es falso, porque no hay ideas. Y donde no hay ideas hay ideología y búsqueda del poder. Por eso esta crisis ha llevado a gritar a algunos que no nos representan, y es cierto, mal que le pese a Savater. Si acaso nos representan, y no es más que por darle una concesión a mi amigo Savater, es por nuestra idiotez en el sentido griego. El idiota es el que sólo se interesa por sí mismo. Los partidos se encargan de entretener al ciudadano produciendo vasallos-tiranos. No somos libres, pero somos tiranos (pensamos en derechos, no en deberes) con los funcionarios públicos: médicos, profesores, por ser los más vilipendiados…En fin, que se ha construido una casta política, como tú sugieres, que debe desaparecer por el bien de lo que queda de política y democracia.

Miguel, excelente reflexión y bella prosa como siempre. Sé que mi artículo y lo que digo levanta ampollas en los lectores de literatura, sobre todo los de buena literatura, cómo no. Pero lo que sucede es que hay como un mito en torno a la literatura. El primero, que enseña. Yo digo que sí, pero a la sensibilidad. (No hubiese sido posible la formulación de los derechos humanos si a través de la literatura no se hubiese creado el clima de empatía que nos acerca al dolor del otro. Y esto lo hizo la novela. Es una de las hipótesis más actuales sobre porqué consideramos evidentes y naturales los derechos humanos, cuando en realidad son una construcción que es accesible por nuestra capacidad de empatizar (sensibilidad) con el otro. Y otra que la lectura es imprescindible (la mayor parte de mi vida la he pasado leyendo), pues tampoco. ¿Hay más sabiduría en Tolstoi, autor atormentado, que nos ha enseñado y deleitado tanto, que en un hombre normal, honesto y con un buen equilibrio afectivo que no lee y tiene otras aficiones. O con un hombre del paleolítico, algunas tribus quedan en el Amazonas? Tanto la escritura como la lectura son inventos culturales que nos han transformado. Incluso era distinto la escritura que no tenía signos ortográficos al momento en el que se inventa la grafía, cambia hasta el cerebro. O el paso de leer en voz alta a leer para sí mismo. O lo que está ocurriendo hoy en día con la lectura en Internet y especialmente con las redes sociales, cambian realmente las redes neuronales de nuestro cerebro. Nuestros jóvenes, irremediablemente, no pensaran como nosotros. Y hay un aspecto que creo que ha pasado desapercibido porque no he hecho hincapié, pero es el que realmente defiendo, leemos, como hacemos cualquier cosa, por dar un sentido a nuestra existencia mientras aseguramos nuestra pervivencia a través de nuestros genes. La cultura es nuestro entretenimiento, nuestra religión. Bueno, la religión pertenece a la cultura. La cultura es lo contingente, por eso es plural y diversa, la biología necesaria. La cultura es el instrumento que nuestros genes han inventado para poder seguir viviendo. Éste es uno de los aspectos de mi tesis naturalista nihilista y que desarrollé en “Pensamientos contra el poder”. Un saludo y a seguir deleitándose con todo texto que merezca la pena.

Yo también estoy perplejo. Pero es pura ideología. El marxismo, como teoría económica o teoría de la historia lo podemos considerar refutado en el sentido que decía Popper. Me explico. Si el marxismo predecía que tras una crisis económica como la del 29 tendría lugar la revolución de los proletarios y tras ésta el estado comunista y con él el fin de la historia, pues resulta que se equivocó. Luego la teoría de Marx es falsa. Pero eso no quiere decir que sea totalmente falsa. Lo mismo ocurrió con Newton y la nueva teoría de Einstein. Todavía seguimos utilizando ampliamente la teoría de Newtn y reservamos la de Einstein para las grandes distancias. Con ello quiero decir que el marxismo tiene explicaciones válidas o que nos sirven para entender la realidad histórica y económica, como son, por ejemplo sus conceptos de ideología y alienación y, por su puesto, su impronta ética: la consecución de la justicia universal por la emancipación de los oprimidos. Pues bien. Marx tiene una frase que yo les cito a mis alumnos al principio de su explicación y hago que poco a poco la vayan desgranando. Y dice así, “No es mi conciencia la que determina mi ser social, sino mi ser social el que determina mi conciencia”. Dicho más fácilmente yo no soy lo que pienso, sino que pienso según lo que soy socialmente, el conjunto de relaciones sociales que me construyen. Pues bien, lo que pensamos es la ideología y ésta es una falsa conciencia, un conocimiento erróneo de un mismo y de la realidad que me rodea. Pero este pensamiento es interesado. Es, a las distintas formas de poder a las que les interesa este estado de falsa conciencia o alienación, así no podemos revelarnos contra lo establecido. Por eso vemos esas contradicciones. El tardocapitalismo es la mejor ideología y religión creada por el hombre; es un inmenso engaño en el que todos (los países ricos) participamos y en el que nos encontrábamos felices y realizados. Pero todo era un velo, y es un velo de Maya. Y está cayendo delante de nuestras narices. Por eso cada vez más personas ven esas contradicciones y caen en el sinsentido y el desencanto. Pero ése es otro enemigo.

Pues muy bien dicho. Y no ando yo últimamente muy alejado de esas ideas. Sólo te equivocas conceptualmente en una cosa. No puedes hablar de totalitarismo, eso introduce la violencia en el estado, ya sea arbitrariamente o ideológicamente porque se dirige a un fin idílico: una supuesta utopía. Sin embargo, el autoritarismo no tiene porqué utilizar la violencia. Es más, las leyes son autoritarias y garantizan las libertades. De lo que se trata entonces es de sustituir las actuales pseudodemocracias que hablan de libertad y sólo es para unos pocos por un régimen autoritario que garantice, primero la igualdad ante la ley y la igualdad material, eliminación de la miseria y el hambre, así como la posibilidad de la superviviencia en el planeta. Pero también debe garantizar la libertad de pensamiento y de expresión. Parece que la democracia liberal no funciona. Otra cosa sería la republicana. Ésta última tiene dos diferencias importantes. Uno, es más importante la comunidad que el individuo, por tanto de ella se sigue más el principio de igualdad que el de libertad. Pero es tremendamente exigente con respecto al individuo porque lo que se persigue es la excelencia pública del ciudadano. Dos, todo ciudadano tiene que ser ejemplar y ocuparse de la cosa pública. Esto es, que lo prioritario en sus intereses es el estado o comunidad frente al individuo y en eso consiste su ejemplaridad pública. Y aquí es donde yo digo lo de Kant, aquello del fuste torcido de la humanidad. No sé si se puede alcanzar la excelencia por parte de una gran mayoría, no te digo ni siquiera de todos. Ya te digo que vengo pensando esto últimamente. Y hablando de Kant pues me acuerdo que Kant no defendía la democracia, sino un estado autoritario que permitiera la libertad del uso público de la razón. “Pensad sobre todo lo que queráis pero obedeced”. Y ahí es donde él ve la posibilidad del cambio. Porque el uso crítico de la razón es el que debe cambiar al gobernante y sus leyes, no por elección. Y como te dije esta mañana, y además he leído también esta mañana por ahí en un artículo, la democracia es pasajera. La hubo en Grecia y en Roma, ambas acabaron en imperio. Lo nuestro sería acabar en autoritarismo. Tenemos un modelo mixto ahora mismo en el mundo que es el que mejor funciona pero es brutal y no soluciona el problema ecológico porque está anclado en el paradigma neoliberal del crecimiento económico. Como ya sabes es China. Con ello quiero decir que se pueden dar modelos mixtos no democráticos y altamente eficaces en el desarrollo, pero fallidos por otro lado. Por eso no creo yo que sea muy descabellado pensar lo que tú dices. Lo que ocurre es que nos han adoctrinado y han convertido la democracia en algo sacrosanto, cuando en realidad la toman como un mero nombre. Es decir, dos alternativas: República, comunidad, ejemplaridad pública, libertad e igualdad. O autoritarismo, igualdad y libertad.

 

P.D. Da cosa hablar de autoritarismo, pero si nos paramos a pensar vivimos simplemente en un fascismo económico que condena a media humanidad al hambre y a la otra mitad a la insatisfacción, el vacío espiritual y el egocentrismo hedonista y egoísta. No hay nada que perder y mucho que ganar.

EL RELATIVISDMO COMO JUSTIFICACIÓN DEL MÁS FUERTE.

 

En este mundo traidor,
nada es verdad, ni mentira,
Todo es según el color
del cristal con que se mira.

Campoamor.

 

¿Qué es la Ilustración? Es la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad. Kant.

 

El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca. Kant.

 

            Llevo gran parte de mi vida luchando contra el discurso relativista. El relativismo se ha instalado en nuestras vidas y en nuestra sociedad para justificar la ignorancia, el miedo y el poder. No  es que yo defienda el absolutismo, con el mismo ahínco lo he combatido. El conocimiento humano es conjetural, hipotética, se reduce a suposiciones. Pero ello no implica que sea universal y objetivo. En democracia es necesario un sano relativismo que se refleja en la pluralidad y diferencia de ideas. Pero ese abanico de ideas hace posible el diálogo. Porque, a pesar del relativismo, hay un fondo común, el de la razón. Todos discutimos desde la razón en el ágora. Las opiniones particulares han de ser trascendidas. Y hay que tener en cuenta que el relativismo radical es fuente de fanatismo. Lo que está detrás del relativismo radical es el poder. Me explico. Si todas las opiniones son equivalentes la predominante es la del más fuerte. Y esto es un peligro porque entonces las opiniones del poderoso son nuestras tiranas sin posibilidad de réplica. Por otro lado, el relativismo radical es una actitud cómoda, perezosa y cobarde. Cuando nos recluimos en nuestras opiniones particulares lo que sucede es que no nos atrevemos a pensar. Y no lo hacemos por pereza, es más fácil que otro piense por mí. Es más fácil seguir y defender al líder. Además somos cobardes porque no nos atrevemos a ejercer la crítica frente al grupo con el que nos identificamos por miedo a la soledad, al ostracismo y el escarnio. Las opiniones, las creencias y las ideologías son mecanismos de control del poder. Mecanismos que incluso se ejercen desde la democracia haciéndonos pensar que somos libres, cuando, en realidad, somos marionetas en manos del poder. De ahí que al poder le interese mucho el fomento del respeto a las opiniones. Pues digo bien alto y por enésima vez, que las opiniones no son respetables, que lo respetable son las personas. Que las opiniones están para ser debatidas y que ése es el único camino de la libertad. Las opiniones particulares cuando se resisten al debate, cuando se nos espeta: “es que es mi opinión y es respetable” entonces se convierten en nuestras tiranas. La comodidad y la cobardía nos convierten en vasallos. Cuando nuestras opiniones obedecen a unas siglas somos robot, replicantes, heterónomos, esclavos del poder.

            Y al poder le interesa enormemente esta situación de sumisión, de esta manera tiene las manos libres para criticar lo que se le antoje, para difamar o para organizar una guerra. Desde las instituciones democráticas precisamente lo que se debe hacer es todo lo contrario. Fomentar el debate para encontrar lo común, que es más de lo que nos separa. Porque, como decía Terencio, “Hombre soy y nada de lo humano me es ajeno”. Fomentar lo común y discutir desde la razón la diferencia, ésa es la esencia de la democracia, no la verdad absoluta, ni la ausencia de verdades objetivas, que las hay y son sobre las que hay que debatir. En cambio, cuando el poder relativiza el saber, además de esclavizar al pueblo, deslegitima la democracia como diálogo racional en pro de verdades universales y objetivas que favorezcan la convivencia. Por el contrario, de esta forma el poder lo que busca es el enfrentamiento, la deslegitimación de las instituciones democráticas. Es más, basándose en el relativismo radical el poder se permite el lujo del insulto al ciudadano, de faltar al honor a las instituciones del estado, como el poder judicial, mintiendo, por ejemplo, sobre una sentencia. Se insulta al pueblo y se falta al honor de los ciudadanos porque no se admite la verdad jurídica, que es la única verdad conjetural con la que contamos. Se crea la división ciudadana porque el pensamiento está cautivo del poder. Cuando el poder utiliza el relativismo radical actúa maquiavélicamente manipulando los sentimientos de las personas. En fin, de esta manera, el poder político pierde la poca legitimidad ética que le queda.

Detrás de un libro hay una persona y detrás de ella, la humanidad. La cuestión es dónde pone uno el acento en el trato. Hay grandes libros cuyos autores son desaconsejables y grandes hombres que no escribieron nada, ni falta que les hizo. Un libro te cambia la vida en un momento y unas circunstancias determinadas, como una persona. Ahora bien, lo que está claro es que sin personas no se puede vivir, eso pertenece a nuestra primera naturaleza. Los libros, a la que emerge de ésta y se hace indistinguible. Si desaparece el homo sapiens hay una pérdida biológica, como en el caso de cualquier especie. Pero el homo sapiens conlleva esa segunda naturaleza que llamamos cultura: tecnología, ciencia, arte, religión, ética, derecho, política, en fin una autoconciencia del cosmos que es lo que nos singulariza como especie, que también se perdería. No quiero decir con ello que seamos especiales, pero es nuestra singularidad, como cada especie tiene la suya.

Y una cosa más que acabo de recordar ahora. ¿Cuál fue el origen del sentimiento de evidencia de los derechos del hombre y del ciudadano en la Ilustración? Pues no ocurrieron de repente, ni por los sesudos análisis de los filósofos de la época. Estos fueron los que realizaron la síntesis de lo que venía de atrás y sus libros y discursos sirvieron de altavoces. La evidencia con la que contaron los derechos del hombre y el ciudadano vino de la mano del arte, fundamentalmente de la novela; que, por otra parte, se extiende por Europa en virtud del invento de la imprenta. La novela y una sociedad cada vez más rica y, por ello, menos analfabeta (emergencia de la burguesía) dio lugar a la lectura de novelas que era posible a su vez por la privacidad. La lectura necesita de la intimidad. Pero, curiosamente, la lectura de estas obras potenciaron la empatía natural del hombre. Este proceso de casi dos siglos hizo posible que los derechos del hombre y del ciudadano, algo nunca pensado, fueran tomados como evidentes. Los intelectuales ilustrados lo que hicieron fue universalizarlos y fundamentarlos. Por supuesto a base de libros. La cultura oral y la libresca conviven hasta la llegada de Internet. Pero éste es ya otro episodio que tiene que ver con algo importante: la empatía natural del hombre, biológicamente heredada y que le permite ser un animal social, ha sido potenciada culturalmente (nuestra segunda naturaleza, una segunda piel). Primero el lenguaje y la tradición oral, después la escritura, más tarde la imprenta y, hasta ahora Internet. Si sigues el rastro de todo esto vamos de una sociedad de clanes a una sociedad globalizada, más o menos a nuestro gusto.

"No hay nada que cambie más la vida de las personas que los libros"
Alejandro G. Roemmers

PacoCa Carrillo Gavilán No estoy de acuerdo en absoluto. Son las otras personas, afortunadamente.

 

Sí, pero los libros los escriben las personas, de momento. y, otra cosa, la sentencia es para hacer hincapié en la importancia de los libros. Y, también, por otro lado, cuando yo hablo de libros, no me refiero sólo a los literarios, sino a cualquier texto de la humanidad entre los cuáles están los literarios. Y, más cosas, las personas estrictamente no cambian a las personas, sino que son sus afectos e ideas, que procede de la tradición, fundada en libros (aunque nos sean descnocidos) los que nos pueden hacer cambiar e, incluso, siendo buenas personas nos pueden recomendar un libro que nos puede hacer cambiar. En definitiva, que lo que pretendo mostrar es que libro y persona son inseparables. Si la cultura es nuestra segunda naturaleza y los libros forman parte de ella... Y en los libros está la conversación de la humanidad consigo misma, su autoconciencia, sus anhelos, esperanzas, problemas, frustraciones, sus grandes crueldades, sus mentiras, engaños, sus grandes triunfos, su mediocridad y su excelencia, su empeño, su apatía y desidia, su historia y su intrahistoria. Entrar en esa conversación de la humanidad es autoconocernos, es conocer mejor al otro y, por ello, hacer mejor la relación entre los otros. Cuando no había libros sólo existía la transmisión oral de los valores, afectos y sentimientos. Es decir, todo aquello que nos hace cambiar y construirnos. La escritura no sustituye todo esto, como pensó el viejo mito y el sabio Sócrates, que no escribió nada, decía, precisamente por este motivo. Toda tecnología es una amplificación de la naturaleza humana. Por tanto contraponer libro a persona es absurdo, son complementarios y uno continuador del otro. Y, además, es nuestra segunda naturaleza la que nos humaniza y nos saca del proceso de hominización al de humanización. Un saludo.