A lo largo de mi dedicación profesional me he convertido cada vez más en un peor profesor y, quizás, en un mejor maestro. Estoy pasando progresivamente de impartir lección a impartir reflexión. Por eso que defienda que no se enseña filosofía, como decía Kant, sino que se enseña a filosofar. Creo que este cambio gradual y progresivo, que es fruto de mi profundización filosófica y profesional a los alumnos quizás, al principio les caiga grande, pero creo que, al final, se beneficiaran.
0 comentarios