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Filosofía desde la trinchera

 

                        29 de diciembre de 2009

 

La educación sin fanatismo es el lema de la ilustración. Atrévete a saber por ti mismo. Pero la ilustración está muy lejos de la educación de hoy en día. En lo único que coinciden es en lo de la universalidad, que no obligatoriedad. La educación es adoctrinamiento. Y el adoctrinamiento siempre es en algo. Hay que ser fanático, como bien se dice, para defender la educación universal y obligatoria que obedece a un estado, un gobierno y una ideología. La ilustración, creo, es un proyecto inacabado. Por eso la educación debe ser educar en la ilustración: la autonomía y la libertad. Y en este sentido es una lucha contra el fanatismo y el adoctrinamiento. La ilustración es la lucha contra la superstición y ésta última es la base epistemológica y psicológica del fanatismo. En el fanatismo está el germen de la creencia en la verdad absoluta. De ahí su ansia de extender sus ideas por todo el mundo, su afán mesiánico. Y esto de mesiánico me suena mucho a los ideales de la pseudoeducación actual.

 

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