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Filosofía desde la trinchera

 

 

                        18 de enero de 2010

 

            Estimado Alberto tienes mucha razón en lo que dices. Realmente existen brechas en este sistema totalitario en el que vivimos que se hace pasar por democracia. Una de las brechas la ha abierto ejemplarmente la plataforma ciudadana de Villafranca y la agrupación de electores. Para empezar han sido capaz de paralizar un proyecto absurdo y sinsentido, salvo para los que tienen intereses de todas clases. Sin esta oposición libre y ejemplar este proyecto estaría funcionando saltándose toda la legislación como han seguido intentándolo. Pero es que además este movimiento se ha cuestionado la veracidad y autenticidad de la democracia en la que vivimos. Y esto es muy importante porque supone una regeneración de la vida pública absolutamente necesaria si queremos recuperar nuestra dignidad y libertad.

Y otra cosa quería señalar. Las afirmaciones del poder de Villafranca considerando el acto del día 16 un acto político, o un acto que no es cultura, no tienen nombre. Salvo el hecho de que los que lo han dicho utilizan el poder y el engaño del lenguaje para convencer a sus feligreses y demonizar a los ciudadanos libres y que se atreven a disentir de los políticamente correcto. Lo del sábado fue una jornada intelectual, de reflexión, análisis, crítica, debate, propuestas sobre ética, manipulación, periodismo, democracia y alternativas, peligro del pensamiento único, etc. Una jornada activista en el sentido de que todo pensamiento busca como último fin la acción. Y lo que todos teníamos en mente es la regeneración de la democracia y la búsqueda de caminos hacia la libertad a través de un discurso crítico contra los que ostentan las diversas formas de poder. Ahora bien, también se le puede considerar un acto político. Pero en el sentido griego de la palabra política. Los que allí estábamos nos preocupamos por la polis, por la ciudad, por el asunto público o, en griego, político. Todos somos políticos, habitantes de la polis, la ciudad. Y nos preocupamos por el bien de la misma. Ése es el compromiso político del pensamiento.

Y en cuanto a aquello de que lo que allí se estaba haciendo y se hizo no es cultura, pues que vengan ellos a decirme a mi qué es cultura. ¿La propaganda institucional que utiliza el poder para mantener las cosas donde siempre y alimentar a unos cuantos psudointelectuales y artistas orgánicos? Venga ya, estos señores han perdido el norte. No tienen ni ideas, ni ideologías. Sólo tienen el poder y la desvergüenza de abusar del mismo, cuando el poder emerge del pueblo. Ellos engañan al pueblo, lo utilizan, lo instrumentalizan. Lo hacen, en definitiva, esclavo. Hay que pensar contra el poder, y eso es cultura, porque es cultivo del espíritu, búsqueda de justicia y libertad.

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