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Filosofía desde la trinchera

No nos queda más remedio que tener confianza en la razón, a pesar de sus límites y debilidades. Si entronizamos a la razón y tenemos fe ciega en ella caemos en el dogmatismo y éste nos lleva directamente al totalitarismo político que es lo que ha ocurrido en el siglo XX. Nuestro ser contingente abarca también a la propia razón. Creer es un mecanismo adaptativo que nos ha permitido sobrevivir. Pero la creencia ciega nos destruye moralmente. No tenemos más remedio que vivir en la contingencia y la inseguridad. La vida no da para más. Lo que hacemos es entretenernos mientras el tiempo pasa. Pero en ese pasar hay que buscar la excelencia y la virtud y provocar el menor daño posible. Los grandes mensajes y grandes creencias son peligrosos. Lo mejor es la docta ignorancia.

 

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