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Filosofía desde la trinchera

Eso es lo que pasa, pero es debido a la propia disposición humana ante las explicaciones de lo real y el propio hombre. El hombre es más un animal de fe que de razón. Insisto mucho en esto cuando explico la ciencia, que es el caso ahora mismo. El propio Mario Bunge advierte de que la ciencia no es la verdad. Y tiene una frase muy ilustrativa al respecto. “Hay más verdades en una guía de teléfono que en toda la ciencia junta”. La ciencia o el saber tecnocientífico es muchas cosas y una de ellas es la búsqueda de la verdad. La actitud escéptica y de duda es fundamental en el quehacer científico y filosófico. Y esto es todo lo contrario a la actitud dogmática de la creencia. Tampoco toda creencia o, mejor, vivencia religiosa, tiene que ser dogmática.

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Estamos sumergidos en el pensamiento único, en el discurso de que no hay alternativas. Hemos asumidos que nosotros los ciudadanos somos los culpables. Votamos por las reformas neoliberales, no nos rebelamos ante la pérdida de derechos. Cada vez estamos más al fondo de la caverna. O cada vez nos identificamos más con Matrix. Veo mala solución. Hemos aceptado voluntariamente nuestra minoría de edad, nuestra servidumbre. Somos vasallos. Nos hemos dejado engañar por un discurso económico críptico que no entendemos, pero que no habla de nuestra realidad, sino de la de los ricos que cada vez son más ricos y hemos quedado seducidos por ese lenguaje. Hemos aceptado la nueva religión del mercado, la nueva religión de la ciencia económica, que no es ciencia, sino ideología, y nos dirigimos hacia la oscuridad de una nueva Edad Media en la que triunfa la desigualdad entre amos y esclavos, en la que hemos perdido la dignidad, en la que triunfa la superstición, esta vez enmascarada de ciencia, la nueva religión, la nueva redención. Y los medios de comunicación (de control de las conciencias) al servicio de la nueva religión y del poder que para eso son sus dueños y desde sus púlpitos pontifican cómo ha de ser el mundo y así nos lo presentan y nosotros lo aceptamos. El gran engaño está servido y la civilización se hunde en la barbarie.

 

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