14 de enero de 2010
Se viene ofertando por las autoridades educativas la necesidad de un plan de fomento de la lectura. A mi me parece que esto no es más que máscara política. Ni leen los políticos, ni lee el pueblo en general, ni leen los profesores. Con esto lo que se pretende es lavar la cara de los malos resultados en las evaluaciones externas que se hacen sobre la educación. Además, desconfío de qué leer. Creo que la lectura es la base del conocimiento. Que hoy en día hay distintos formatos de lectura, que incluso el formato de lectura cambia la estructura de la lectura y su interiorización. Pero lo que no admito es ese plan de fomento de la lectura por parte del poder. Vamos a ver, al poder no le ha interesado nunca la lectura. No sé qué les habrá pasado ahora. Creo que simplemente es una cuestión de imagen para intentar mostrar que se está haciendo algo para paliar los bajos resultado en “competencias”, vaya palabro, lingüísticas. No, al poder no le interesa la lectura e inventan el acercamiento a la lectura, como mero entretenimiento. Leer para entretenerse, más pan y circo. Por eso se desechan los clásicos, que se consideran arduos e incomprensibles y se propone una literatura banal, vacua y momentánea, sin más pervivencia que el tiempo de éxito de ventas. Los clásicos, lo son por el hecho de que tratan temas universales del hombre. Porque han tocado la tecla de lo universal e intemporal que hay en el hombre. Y si se requiere cierto esfuerzo para leerlos por su dificultad lingüística, pues se hace. Para eso está el profesor y la voluntad del alumno. Leer es un ejercicio intelectual difícil, que requiere la acción, sólo superado por el de escribir, para lo que hay que haber leído y estudiado mucho. El plan de fomento de lectura, está dentro del paradigma logsiano del aprender por el entretenimiento. Lo siento, la lectura es el vehículo hacia el conocimiento del mundo y de uno mismo, la lectura no se circunscribe a la literaria, sino a los diferentes ámbitos del saber. Otro error. Identificar lectura, con lectura de novelas, o, quizás, poesía, algo más elitista y complejo. Leer es entrar en la conversación con la humanidad, con el mundo de las ideas. Algunas se transmiten por la ficción, novelas, teatro, pero otras requieren formatos más arduos. Sin esta lectura perdemos el referente de nuestra historia. Cómo podemos concebir a un historiador que no lea las fuentes históricas, un filósofo que no lea la tradición filosófica, desde los griegos hasta ahora. Un científico que no lea las revistas científicas en la que se dan cuenta del avance de la ciencia. Un ciudadano que no lea la prensa, sobre todo en su supuesta parte crítica, las páginas de opinión. Pues siento decirlo. La inmensa mayoría de las personas no leen, por múltiples factores, incluso siendo licenciados o doctores. La lectura es una actividad de unos pocos. La industria editorial vive de los éxitos de cierta literatura barata que alimentan los mitos del hombre de hoy en día que vive una situación de desencantamiento del mundo. Hemos perdido los discursos globales que daban un sentido a nuestra existencia: empezando por los religiosos y terminando por los políticos. Por eso ahora, este desencantamiento del mundo nos vuelve al mito. Un efecto paradójico, aunque no tanto. El hombre es un animal mítico-religioso que no se conforma con lo plano de la realidad, necesita mitos, arquetipos que le sirvan como modelos y ejemplos de vida. Necesita del misterio. Y ahora lo encuentra en una literatura barata y efímera. Y esta literatura es la que nos quieren traer en su plan de fomento a los institutos. No, y mil veces no. Esto no es más que adoctrinamiento y aborregamiento. Si se enseñasen las disciplinas del currículo como dios manda, estaríamos siempre acudiendo a los textos y a la prensa. No habría necesidad de un plan de fomento de la lectura. La lectura es imprescindible para el saber. Otra cosa es que también sea un instrumento de placer y entretenimiento. Éste es el caso de gran parte de la literatura. Pero la lectura realmente está ligada al conocimiento. Y el conocimiento, como ya sabemos, nos lleva a la liberación. Por eso sospecho de esos planes de fomento de la lectura y creo que no son más que un encubrimiento del fracaso del sistema educativo, por un lado y, por otro, más pan y circo para crear mentes sumisas.
0 comentarios