01 de mayo de 2010
Efectivamente. No está todo perdido. Hay que analizar la estructura en la que se basa el sistema educativo. Pero, desgraciadamente, no es sólo un barniz. Está todo atado y bien atado. Muy requetepensado. Y, encima, la educación no se puede analizar sola. El nihilismo social que nos asola, basado en el hedonismo egoísta consumista, están en la base antropológica de la educación. La educación es la punta del iceberg del mal social que nos invade. La educación se ha convertido en una especie de fascismo doctrinario. Pero esto es lo que ocurre en la sociedad. No soy un derrotista. Y he analizado, creo, en otras ocasiones el fondo estructural y funcional del mal. También he propuesto vías de solución sencillas. Y participo del manifiesto que, incluso, me parece escaso en reclamaciones y propuestas. Pero mi razón me lleva al pesimismo.
Gracias.
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